LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO

jueves, 20 de febrero de 2014

Durante la época escolar, en casa, en la universidad, en la iglesia y finalmente en el trabajo he aprendido que debo, no sólo participar, debó también involucrarme porque el que se involucra tiene un nivel de presencia superior y a continuación hay algunos que cuentan la fábula de la tortilla de huevo y tocino, donde la gallina participa con su huevo pero el chancho está involucrado al dar la vida para que podamos comer esa tortilla.
Y luego los empleadores y los nuevos directivos se preguntan porque los trabajadores no nos involucramos, observando una especie de letargo y aburrimiento en la gente que trabaja.
Es claro que todos queremos ganar más de lo que ganamos y muchos sienten que su trabajo no es justamente recompensado, pero ¿Qué es eso que no llena y satisface al trabajador y que le impide involucrarse?
Como trabajador puedo decir que si me interesa ganar más, por eso me preparo, estudio y estoy a la expectativa de mejores ofertas de trabajo en el mercado, lo que busco es un empleador que no espere que me involucre gratuitamente con su empresa, no voy a sacrificarme como el chancho, ya que no quiero morir antes de explorar mis capacidades para ser feliz.
No es correcto que permita que la vida se me vaya en trabajar, soy un ser humano que tiene que cubrir sus necesidades humanas en varios aspectos y uno de ellos es gozar de mi tiempo libre, disfrutar de mi pareja, de mis hijos, hacer deportes para estar sano y cambiar de actividades en el día para distraerme y prepararme para conseguir trabajo mejor remunerados.
Lo que no entiende el empleador es que cada uno de nosotros también tenemos una empresa tan o más compleja que la del empleador, una empresa que ofrece servicios de trabajo, mano de obra, pero requiere también de capacitación, tiempo libre, recreación y disfrute de la vida en familia que es tan importante como la vida laboral.
Lo que no entiende el empleador es que somos la gallina, no el chancho, y que nuestros huevos tienen un valor, que los voy a comprometer en la tortilla siempre y cuando sean retribuidos razonablemente.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

La historia de los huevos revueltos, la gallina participa con sus huevos pero el chancho se involucra dando su propia vida, ¡chicos sean el chancho! ¡involúcrense! y un ejército de chanchos inunda las oficinas haciendo caso a la voz que clama, que por cierto es la voz de quien se come los huevos revueltos.

Publicar un comentario

Acerca de

Lima, Lima, Peru
Abogada de la Universidad Católica Santa María de Arequipa. Egresada del doctorado en Derecho y Ciencia Política de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Magister en Derecho Constitucional. Especialista en Derecho Tributario. Docente de la Universidad Peruana De Las Americas.